sábado, 14 de julio de 2012

De tal palo tal astilla.

El discípulo no es más que el maestro ni el servidor más que su dueño.
Al discípulo le basta ser como su maestro y al servidor como su dueño. Si al dueño de casa lo llamaron Belzebul, ¡cuánto más a los de su casa!
No les teman. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido.
Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas.
No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena.
¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el cielo.
Ustedes tienen contados todos sus cabellos
. (Mateo 10,24-30)


Qué más se puede esperar al ser católico que ser perseguido e incomprendido, si nuestro Dios y maestro lo fue en la tierra. No nos extrañe. Si la vida nuestra es demasiado cómoda, eso sí debería preocuparnos, si somos demasiado aceptados, demasiado institucionales, eso sí debería preocuparnos.

Sin embargo, Jesús mismo nos cuida en nuestras necesidades. "Gime como un pobre delante de Dios, y él no permitirá que tus oraciones caigan en el vacío". Más que un pájaro es el hombre, más preciosa es su alma, por ello Dios nos cuida como a su hijo más preciado, más querido, como a su propio hijo, aun cuando caminamos lejos de él.

El que sigue a Jesús como a su maestro, amigo y Dios, él no lo abandonará jamás. Pero no puedes esperar la aceptación dócil del mundo, cuando sigues a un maestro perseguido por predicar del amor y la verdad. Más bien compartir el mensaje, compartir el camino, compartir la cruz y la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario